lunes, 29 de noviembre de 2010

CONFIANZA Y FE

Los abuelos debutantes son una parte esencial en la vida de los padres adolescentes, apoyándolos en esta nueva etapa que empiezan manteniendo o iniciando (según sea el caso) una comunicación abierta , no un monólogo ó indirectas, por lo que será adecuado sentarse a hablar, a escuchar, apoyándose en libros, profesionistas o en la propia experiencia.
Sin embargo antes de que los abuelos hablen, hay que tener un objetivo presente, que puede nacer de las siguientes preguntas: ¿Qué tipo de persona quiero que sea mi hijo?, ¿Alguien que me dejé a mí la solución de un problema?, ¿Alguien que haga frente a sus responsabilidades?, ¿Lo eduqué para enfrentar lo que ahora está viviendo? y si no lo hice ¿Qué puedo hacer en este momento para que vivamos ambos está enseñanza que nos alcanza a todos?.

Las afirmaciones son importantes, si creemos que no puede, no podrá, si creemos que nos necesitará siempre, así será, pero si estamos convencidos de que está experiencia acomodará las cosas para un bienestar futuro, entregaremos un gran regalo a las próximas generaciones.
 Probablemente en el recorrido de está nueva experiencia, sufrirán y les costará, como a todo mundo nos cuesta salir adelante, sin embargo al final los jóvenes serán responsables de su propia vida y llegarán a ser independientes, esa capacidad se transmitirá a la siguiente generación y será el regalo más grande para los abuelos: Ver a su nieto crecer feliz, sano, con buena autoestima.

No seamos egoístas al ver que ellos lo están haciendo mejor que nosotros y entonces esperar a ver un pequeño error para marcarlo y hacerles creer que nunca lo harán bien. ¿No se trata de esto la vida, que la próxima generación sea mejor que la anterior? ¿Acaso no se trata de ver que nuestros hijos nos superan porque aprendieron de lo que les brindamos?.
¿Queremos que nuestros hijos crezcan o que siempre dependan de nosotros?, el precio de esto último es muy alto, ya que nuestros hijos no solo dependerán de nosotros, serán una gran carga, una carga tiránica que nos exigirá cada vez más y no solo con el primer nieto, con los que siguen y con toda su vida.
Mantenernos en el lado opuesto tampoco es la respuesta, orillándolos a vivir una guerra fría porqué ellos no hicieron de su vida lo que nosotros queríamos, recordemos que nuestros hijos, son hijos de  la vida, no nuestra propiedad o nuestras marionetas, quizá los estemos tratando como nosotros pensamos que nos trataron en una situación similar, hay que superarlo.

Lo mismo va para los bien intencionados parientes, nadie experimenta en cabeza ajena, los jovenes pueden apoyarse de la mano que se extiende de vez en cuando, sin embargo en cuanto empecemos a sentir que no solo se involucra la mano y que estamos soportando todo el peso de esa familia que inicia, reflexionemos en que los estamos privando de  la oportunidad de formar su propia familia, con sus propias reglas, errores y soluciones.

Para finalizar esta serie de escritos, YO DIGO que un embarazo aunque sea no planeado o no deseado, no es cuestión de vergüenza ó culpa, la gestación y la llegada de una nueva vida es un gran milagro, no se acaba el mundo, si teníamos planes es cuestión de ajustarlos, si no teniamos idea de lo que íbamos a hacer en nuestra vida, es la oportunidad para tener una motivación, si somos los abuelos o los parientes la mejor reacción es el apoyo emocional, transmitir comprensión y no miedo o culpa, es sorprendente como transformamos un hecho natural de la vida en una tragedia, en vez de verla como UNA OPORTUNIDAD PARA CRECER.

LO QUE LOS HIJOS NECESITAN

Una pareja aún siendo joven tiene la obligación de cuidar y guiar a sus hijos, no los abuelos o los tíos o cualquier otra persona por más confianza que se les tenga, los hijos que ven a sus padres como sus guías crean un lazo muy especial de admiración y respeto que los hacen sentir seguros en un mundo cambiante.

La pareja joven aunque necesite por un tiempo la economía y el espacio en casa de sus padres, deben tomar el rol de pareja con un hijo e iniciar los cuidados y rituales que los empiezan a conformar como familia, ellos sabrán que son los correctos al ver a su hijo creciendo seguro, feliz, con buena autoestima y se sentirán orgullosos del trabajo que han hecho.

Lo que el niño necesita es la seguridad de que sus padres están ahí para él, que le dan la comida en tiempo y forma, que se preocupan por sus hábitos de higiene, disciplina; necesitan principalmente sentirse amados, escuchados, respetados por sus padres.
Se debe evitar la negligencia, el maltrato verbal, físico, el abuso sexual, la manipulación de sus sentimientos. Si se cree que cualquiera de estas cosas está sucediendo, darnos la oportunidad de corregirlo empezando a aceptar que podemos causar daño en ocasiones por ignorancia, por aprendizaje o por carácter y darnos la oportunidad de convertirnos en las personas que merecemos ser y dar a los hijos los padres que merecen tener. TODOS MERECEMOS LO MEJOR.

La educación de un hijo es un desafío, iniciemos preguntándonos: ¿Quién soy en este momento?, ¿Que soy capaz de ofrecer?, ¿Como puedo mejorar aquello que sé que no está bien?, por ejemplo; si no somos disciplinados hay que aprender a serlo, si no tenemos buenos hábitos en alimentación o en estudio busquemos adquirirlos, contamos con capacidad e inteligencia y esa cualidad inherente a todo ser humano: la de APRENDER y convertirnos en mejores personas.
Es fácil dejar todo al reproche, al odio a la flojera a la desobligación, a la culpa al otro ó  a los otros, y eso siempre nos hará sentir mal y será como un círculo vicioso en el que entre más mal nos sentimos, mas mal nos comportamos y más negatividad cargamos.

Es por eso que lo que empieza como un milagro de vida si dejamos que la experiencia nos llegue, nos hace cambiar, crecer. Cuando somos conscientes de que la felicidad depende más de NOSOTROS que de LOS OTROS empezamos a trabajar y CUESTA, sin embargo el resultado es beneficioso y se ve en una vida plena en donde la relación que llevamos con nuestra pareja y nuestro hijo, es porque así lo hemos construido.
 La responsabilidad de nuestra vida como pareja o nuestra paternidad, no es de los abuelos, parientes o amigos por más cómodo que esto sea, cuando nosotros no estamos al pendiente del desarrollo de nuestro hijo, nos encontramos a la larga con jóvenes a los cuáles ya no conocemos y con quienes se ha debilitado ese lazo que se crea con la simple acción de hacernos cargo de ellos.