martes, 8 de marzo de 2011

EL AMOR NO DUELE


         Años atrás gocé y sufrí  de ese mal de amores, y un poema de Margarita Villaseñor era mi pensamiento reflejado en sus palabras, pensé que el amor para mí sería así siempre, incierto, con temor, con cuidado y calculado… aquellos tiempos.
A pesar de ello lo disfruté, como se disfruta una comida con una salsa deliciosamente picante: las lágrimas salen, la sangre sube y nos servimos un poco más;  benditos días, benditos aprendizajes ¡y sobreviví!
Lo más parecido a lo que yo imaginaba que era el amor, lo descubrí cuando nació mi hijo.
Qué hermoso sentimiento, no importan desvelos, gastos o sustos, me llena ver su cara sonriéndome y abrazarme con un cariño desinteresado, sin pretensión de nada, solo de compartir ese sentimiento mutuo, un amor sin fecha de caducidad, sin condiciones o intercambios, amarlo sin necesidad de que llene mis expectativas y con ese mismo amor con el que lo recibo, me preparo ahora para en muy pocos años siga su camino y nuestro amor continúe transformado, sin necesidad de la cercanía constante y de ser compartido con quién su sentimientos y persona dicten.
Más adelante encontré una forma de amar distinta; tenía la teoría y me faltaba la práctica. Y me vi en la encrucijada: quieres que te amen, pero,  ¿sabes amar?
Y sentí el amor con los hechos de una realidad abrumadora, quitando el oropel de la fantasía romántica que en algún momento me creí, el amor VALÍA LA PENA, no el DOLOR, sino, la pena de crecer, de confiar, de escuchar y ser escuchada, de no temer, de entregar mi persona y no solo mi cuerpo, para bailar un baile de dos, con la sincronización de dos personas que se entienden sin hablar, porque los pasos se han ensayado, y de repente ambos casi leyendo la mente del otro pueden improvisar creando un movimiento nuevo que se suma a un baile que se antoja bailar por bastante tiempo, porque cada vez que se da se disfruta, se corrige, se aprende.
En mi mente el amor era una fantasía, una novela y eso lo complicaba todo, ahora sé que el amor es claro, honesto, sencillo, humilde, comprometido, no hay juegos, solo dos personas que se descubren y se aceptan con la co-responsabilidad de no herir, ni lastimar los sentimientos que el otro por su propia voluntad entregó.
Cuando dos personas, en forma madura pueden construir en esa base sólida, se pueden crear cosas maravillosas y duraderas, porque hay una voluntad recíproca, primero es el sentimiento romántico, después el amor y al final la convicción de que deseas continuar el camino acompañado.
Me di cuenta que el amor es un valor más allá de sentir algo por alguien, ya que no depende de si la otra persona está sintiendo exactamente lo mismo, porque lo que importa es el trato diario que fortalece ese valor: el amor se demuestra.
¿Cómo va a doler o ser sufrido algo tan claro y honesto, tan lejos de egoísmos y estupidez?  El amor en el que yo creía vende... y mucho.
Sin embargo, es como una comida chatarra, que disfruto pero nunca me llega a nutrir, por otro lado, el amor sano cuesta; lo que cuesta desear estar bien y darse cuenta que una vida de comida sana es larga y nos llena de vitalidad.
Ya no soy una heroína de novela, soy una persona con las imperfecciones que hacen que mi pareja me ame, y se llene los ojos y el corazón con mi presencia, a lo cual yo con la misma alegría retribuyo.
Gracias a todos los maestros que me mostraron facetas distintas del amor, que disfruté, lloré y anhelé, por que sin ellos no hubiera sabido lo que realmente quería.

1 comentario: