Una pareja aún siendo joven tiene la obligación de cuidar y guiar a sus hijos, no los abuelos o los tíos o cualquier otra persona por más confianza que se les tenga, los hijos que ven a sus padres como sus guías crean un lazo muy especial de admiración y respeto que los hacen sentir seguros en un mundo cambiante.
La pareja joven aunque necesite por un tiempo la economía y el espacio en casa de sus padres, deben tomar el rol de pareja con un hijo e iniciar los cuidados y rituales que los empiezan a conformar como familia, ellos sabrán que son los correctos al ver a su hijo creciendo seguro, feliz, con buena autoestima y se sentirán orgullosos del trabajo que han hecho.
Lo que el niño necesita es la seguridad de que sus padres están ahí para él, que le dan la comida en tiempo y forma, que se preocupan por sus hábitos de higiene, disciplina; necesitan principalmente sentirse amados, escuchados, respetados por sus padres.
Se debe evitar la negligencia, el maltrato verbal, físico, el abuso sexual, la manipulación de sus sentimientos. Si se cree que cualquiera de estas cosas está sucediendo, darnos la oportunidad de corregirlo empezando a aceptar que podemos causar daño en ocasiones por ignorancia, por aprendizaje o por carácter y darnos la oportunidad de convertirnos en las personas que merecemos ser y dar a los hijos los padres que merecen tener. TODOS MERECEMOS LO MEJOR.
La educación de un hijo es un desafío, iniciemos preguntándonos: ¿Quién soy en este momento?, ¿Que soy capaz de ofrecer?, ¿Como puedo mejorar aquello que sé que no está bien?, por ejemplo; si no somos disciplinados hay que aprender a serlo, si no tenemos buenos hábitos en alimentación o en estudio busquemos adquirirlos, contamos con capacidad e inteligencia y esa cualidad inherente a todo ser humano: la de APRENDER y convertirnos en mejores personas.
Es fácil dejar todo al reproche, al odio a la flojera a la desobligación, a la culpa al otro ó a los otros, y eso siempre nos hará sentir mal y será como un círculo vicioso en el que entre más mal nos sentimos, mas mal nos comportamos y más negatividad cargamos.
Es por eso que lo que empieza como un milagro de vida si dejamos que la experiencia nos llegue, nos hace cambiar, crecer. Cuando somos conscientes de que la felicidad depende más de NOSOTROS que de LOS OTROS empezamos a trabajar y CUESTA, sin embargo el resultado es beneficioso y se ve en una vida plena en donde la relación que llevamos con nuestra pareja y nuestro hijo, es porque así lo hemos construido.
La responsabilidad de nuestra vida como pareja o nuestra paternidad, no es de los abuelos, parientes o amigos por más cómodo que esto sea, cuando nosotros no estamos al pendiente del desarrollo de nuestro hijo, nos encontramos a la larga con jóvenes a los cuáles ya no conocemos y con quienes se ha debilitado ese lazo que se crea con la simple acción de hacernos cargo de ellos.
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