Los recientes acontecimientos en la zona sur de Tamaulipas nos han traído incertidumbre, tensión, cambios en nuestra forma de vida, el mundo
es muy pequeño y de alguna u otra manera lo que le sucede a una persona le
impacta a toda una sociedad, porque como vimos, todos tenemos gente cercana que
verídicamente le sucede o sucedió algo en esta tensa situación en donde no puede
sentirse uno seguro de salir a la calle o ni siquiera poder estar tranquilo en
casa.
Esta entrada no tiene la intención de ser política, el primer paso
para sentirse mejor es la verdad y la claridad de los hechos, causa una
confusión muy grande en los integrantes de una familia con un padre que tiene
alguna adicción, observar todo el caos que causa, y que el otro progenitor o la
familia lo niegue justificando la situación diciéndole a los hijos que no pasa
nada, que todo está bien, es como diría Susan Forward: “El dinosaurio en el
cuarto de estar”.
Lo que vivimos en este momento nos causa una crisis en nuestra vida y
una crisis es un estado temporal de trastorno y desorganización (lo que es bueno, porque al ser temporal, sabemos que esto pasará) y lo podemos
notar por la incapacidad para manejar estas situaciones con los métodos que
siempre hemos utilizado para solucionar los problemas que por lo general nos
acosan, lo interesante es que cuando tenemos una crisis ésta puede desembocar
en un resultado positivo o negativo para nuestra persona.
El término chino de crisis (Weiji) se compone de dos caracteres que
significan peligro y oportunidad, concurrentes al mismo tiempo, por lo cual
este momento en el que nuestro mundo se nos mueve por dentro y cambia todo lo
que pensamos acerca de las cosas que dábamos por seguras, pueden desembocar en
estrés crónico, una depresión y si somos proclives a ello reactivar un
trastorno emocional que ya habíamos superado o puede darnos la oportunidad de
adquirir nuevas herramientas, tomar una filosofía de crecimiento y superación o
confirmar lo que en teoría habíamos entendido, salir mejor de cómo llegamos a
ese punto.
En lo personal veo las crisis en nuestra vida, como una forma de
enfrentarnos a nosotros mismos, de crecer, lo relaciono con las caricaturas de
Digimon y Pokemón, que solo combatiendo y poniendo a prueba su fuerza, de la
que no creían pudieran tener hasta que ese momento crítico los hace Digievolucionar,
al final evolucionamos y lo que no te mata te hace más fuerte.
Por otro lado las crisis en nuestra vida pueden ser circunstanciales y
de desarrollo, las circunstanciales (las que vivimos en este momento) son
accidentales o inesperadas y el factor desencadenante es ambiental; las crisis
de desarrollo son aquellas relacionadas con el desplazamiento de una etapa a
otra de crecimiento, desde la infancia hasta la senectud.
Lo importante en estos casos es cómo percibimos el suceso que da lugar
a la crisis y cómo el suceso incide en la estructura existencial de la persona
acerca de la vida, lo que hace que la situación sea crítica.
Por ejemplo si dentro de nuestra filosofía de vida consideramos que
estas cosas no deben pasar, lo que sucede atacará lo que creemos con firmeza, puede
ser también que estemos conscientes que esto puede suceder, pero la información
de lo que está aconteciendo sobrepasa nuestro pensar acerca de ello.
Lo cierto es que lo sucedido causa en nosotros desorganización y
desequilibrio, por lo que son comunes los sentimientos de cansancio y
agotamiento, de desamparo, de inadecuación, de confusión, que pueden ser
acompañados por síntomas físicos y síntomas de ansiedad; por lo cual hay una
desorganización en las relaciones laborales, familiares y sociales, influyendo
en nuestra actividades.
En la estructura cognoscitiva de Taplin, la sobrecarga del suceso
precipitante deja a la persona confundida y abierta a las sugestiones, por lo cual
una intervención en este momento produce la oportunidad de cambio que
caracteriza a las crisis, esperando que sea para bien.
1.- Explorar activamente conflictos reales y buscar información.
2.- Expresar sin reserva sentimientos negativos, positivos y tolerar
la frustración.
3.- Pedir ayuda activamente a otros.
4.- Descomponer los problemas en fragmentos manejables y trabajar con
uno cada vez.
5.- Estar consciente de la fatiga y las tendencias que propician la
desorganización, en tanto se mantiene el control y los esfuerzos por seguir
adelante en tantas áreas del funcionamiento como sea posible.
6.- Controlar los sentimientos donde se pueda (aceptándolos cuando sea
necesario), ser flexible y estar dispuesto a cambiar.
7.- Confiar en sí mismo y en otros y tener un optimismo básico sobre
los resultados por venir.
Por otro lado la duda que todos tenemos es el tiempo que durará todo
esto y el punto más alto de la crisis es de 3 a 6 semanas, la atención en ese
tiempo es básico, sin embargo podemos continuar con algunos síntomas después de
3 a 6 meses, depende de la atención oportuna y de las características de cada
individuo.
Inevitablemente viviremos alguna crisis en nuestra vida y es el momento
ideal para acercarnos a nuestro lado espiritual, reflexionar sobre nosotros
mismos y lo que nos rodea, es un momento para dejarnos vencer en el buen
sentido, a veces luchar no es la respuesta.
La oración de la Serenidad nos es útil en estos momentos:
“Dios concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo
cambiar, el valor para cambiar las cosas que si puedo y la sabiduría para
conocer la diferencia; viviendo un día a la vez, disfrutando un momento a la
vez, aceptando las adversidades como un camino hacia la paz; pidiendo como lo
hizo Dios, en este mundo pecador tal y como es, y no como me gustaría que
fuera; creyendo que tu harás que todas las cosas estén bien si yo me entrego a
tu voluntad; de modo que pueda ser razonablemente feliz en esta vida e
increíblemente feliz contigo en la siguiente. Amén.”
Bibliografía: Intervención en crisis Karl A. Slaikeu Edit. Manual
Moderno 2da Edición
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